9 cosas que la vida religiosa tiene para ofrecer
Imagen: La hermana Shannon Fox, S.S.J.-T.O.S.F. se une a la hermana Kimberly Mulhearn, S.S.J.-T.O.S.F. y a otra hermana compañera de Dando Voz durante la visita del papa Francisco a Washington, DC en 2015.
En un artículo que hace poco leí enlistaban todas las cosas a las que hay que "renunciar" al entrar en la vida religiosa: matrimonio, hijos, una casa propia, y, al menos para los solteros, un alto grado de autonomía. Es cierto que haces sacrificios cuando te unes a una comunidad religiosa, al igual que con cualquier otro compromiso de por vida, pero he encontrado que los sacrificios que hago me ayudan a ser una mejor persona. Me han dejado libre para vivir más plenamente.
He ganado mucho en el proceso de vivir mi llamado como franciscana, y comparto con ustedes mi propia lista, sabiendo que cada religioso escribiría su lista de forma un poco diferente.
1. Oportunidades para el liderazgo.
Seamos realistas, cuando las oportunidades de las mujeres eran menores, las religiosas fueron algunas de las primeras directores generales, y han estado dirigiendo escuelas, hospitales, organizaciones sin fines de lucro y todo tipo de otras organizaciones durante años. Esto en adición y paralelamente a la gestión de los asuntos de sus propias congregaciones.
Mis propias hermanas han manejado hospitales y escuelas en Mississippi, Tennessee, Illinois y Wisconsin. La hermana Camille Guzmán es una de esas hermanas que fue administradora del Hospital Marymount en Cleveland, Ohio, durante muchos años, ganando el respeto de sus homólogos masculinos de otros hospitales debido a su conocimiento y compromiso.
Como una persona joven de la vida religiosa hay un montón de oportunidades para perfeccionar tus habilidades de liderazgo dentro de tu congregación, tu ministerio y las instituciones comunitarias patrocinadas por tu comunidad, si sabes aprovecharlas. He sido parte de la comisión de justicia social de mi comunidad y he participado activamente en el proceso del cabildo de mi comunidad (por el cual elegimos a los líderes y fijamos nuestra dirección).
2. Estímulo para ser tu mejor tú.
En mi experiencia con la comunidad, mis hermanas esperan lo mejor de mí. No esperan la perfección, pero realmente quieren que yo entregue a todos los aspectos de mi vida la debida atención. Si no estoy contribuyendo a la comunidad de la forma en que piensan que soy capaz, me llamarán aparte y me preguntarán qué está pasando. Ellas no se conformarán con que yo dé menos de lo mejor posible. También me apoyan si estoy teniendo dificultades para dar lo mejor de mí.
3. Una red de apoyo.
Como hermana tengo una enorme red de apoyo disponible para mí cuando lo necesito. Si necesito ayuda espiritual, apoyo ministerial, o simplemente alguien con quien hablar o compartir mi día, las hermanas están allí. Desde que conocí a mi comunidad, me han visto pasar por muertes en mi familia, accidentes automovilísticos, mi entrada en el campo de la educación, y todo tipo de pruebas y tribulaciones. También se espera de mí que sea parte de esa red de apoyo a otras hermanas. Ellas me han enseñado tanto acerca de un verdadero vínculo fraternal que quiero devolver el favor cada vez que puedo.
4. Mentoras.
Las hermanas de mi comunidad han logrado muchas cosas increíbles. Ellas han fundado organizaciones no lucrativas, dirigen sistemas de hospitales y de escuelas, han trabajado como ejecutivas, y servido a los más pobres de los pobres en el extranjero, sólo para nombrar unas pocas. Tengo la bendición de conocer a estas mujeres. Observo su ejemplo mientras trato de ser la mujer que creo que Dios me está llamando a ser. Tener una buena tutoría es crítico.
Como hermana religiosa no hay escasez de mujeres dotadas a quienes recurrir. Las mujeres en mi comunidad han estado allí cuando he necesitado discutir los desafíos del ministerio, el desarrollo espiritual y cuando he necesitado discernir qué dirección estoy siendo llamada a tomar en otros aspectos de la vida comunitaria.
A menudo, estas hermanas se han enfrentado a problemas similares con éxito y ofrecen consejo y asesoramiento, o simplemente un oído que escucha cuando lo necesito.
5. La libertad de trabajar no sólo por un salario.
Los laicos a menudo deben tomar decisiones acerca de en dónde trabajar basadas en parte en la posibilidad de ganar un cierto ingreso. Incluso si son infelices, las obligaciones financieras, los planes de seguro u otras circunstancias pueden conducirlos a tomar o permanecer en un trabajo insatisfactorio. Como hermana, se me anima a encontrar un ministerio basado en donde sienta que Dios me está llamando a servir y donde pueda usar mejor mis dones.
Como hombres y mujeres religiosos, también juntamos nuestros recursos con el fin de permitir que al menos algunos miembros de la comunidad puedan trabajar en ministerios con salarios bajos, posiblemente trabajando para organizaciones que de otro modo serían incapaces de pagar esos servicios. Esta reserva de recursos en común a menudo permite una cierta libertad en la elección del ministerio. El aspecto financiero en la decisión de un ministerio no siempre tiene que tener la máxima prioridad.
Esto no quiere decir que nuestros ministerios son fáciles. A menudo trabajamos con personas vulnerables que requieren una gran cantidad de energía física, emocional y espiritual, pero mi experiencia ha sido que mi vocación me proporciona el equilibrio y la estabilidad que necesito para ser una ministra efectiva.
6.Tomar tiempo para equilibrar nuestras vidas.
Al ser una hermana no tienes las exigencias de criar una familia. En mi experiencia los religiosos tienen tiempo para equilibrar su vida entre el ministerio, los amigos, la oración, la reflexión y sus aficiones. También existe la oportunidad y la responsabilidad de tomar tiempo para la oración y el retiro. Nuestras reglas para la vida religiosa a menudo nos ayudan a movernos hacia un equilibrio entre el trabajo, la oración y la recreación. Para mí este llamado al balance ha sido invaluable.
7. Sentido de sí mismo.
Durante mi formación (preparación para ser una hermana), me animaron a examinar mis virtudes, mis debilidades y mi relación con Dios. Todas estas cosas me ayudaron a discernir a lo que Dios me está llamando. Después de haber pasado a través de mi programa de formación inicial, ahora tengo una mejor idea de quién soy y de lo que estoy siendo llamada a ser por nuestro Creador.
8. Vida de oración.
Esto puede parecer obvio, pero una de las cosas más grandes que he ganado al ingresar en la vida religiosa es una vida de oración más profunda. No sólo recibí clases sobre oración y teología, sino también tuve el don de una experiencia de noviciado que resultó ser el fundamento de mi vida de oración. El noviciado es un año (aproximadamente) de oración y estudio que se reserva para todas las nuevas hermanas, sacerdotes y hermanos a medida que comienzan la vida religiosa.
Ahora tengo la oportunidad de tomar retiros anuales durante los cuales me puedo concentrar en mi desarrollo espiritual y mi relación con Dios. Además, participo en la oración comunitaria que nos ayuda a mis hermanas y a mí a unirnos y conectarnos. Orar juntas nos ayuda a profundizar en nuestra relación comunitaria con Dios. El tiempo de oración comunal regular me ayuda a mantenerme responsable y me asiste en el desarrollo de la disciplina necesaria para una vida de oración profunda.
9. Hermanas.
El regalo más grande de mi profesión religiosa han sido mis hermanas. Ellas me aman y yo las amo. Compartimos todos los altibajos de la vida. Cuando recibí mi título de maestría, ellas estaban allí animándome. Cuando queridos miembros de nuestra comunidad han fallecido, hemos llorado y recordado el pasado juntas. En resumen, vivimos nuestras vidas unas con otras, y somos las más ricas por ello.
Adaptado con permiso de la entrada de blog de la Hermana Shannon Fox, S.S.J.-T.O.S.F. en wakeuptogod.org.
Artículo relacionado: vocationnetwork.org, “Diez cosas que debes saber a la hora de discernir una vocación,” Vision 2012.
Etiquetas
Notas relacionadas
- Cómo respondieron mis padres cuando me convertí en hermano
- Bases de la Vocación: Ya has sido llamado—Mensaje del Papa Francisco a los jóvenes
- Descubre cinco tesoros de la vida religiosa
- Religiosos que marcan la diferencia
- Religiosos en un limbo jurídico
- Bases de la Vocación: Elementos esenciales del proceso vocacional
- Vida comunitaria: Un lugar que llamamos hogar
- El carisma motiva un ministerio pleno de afecto
- 17 preguntas sobre las vocaciones de la iglesia
- Traducción, por favor: Definamos nuestros términos Read More
Los más visitados
- Encuentra tu camino espiritual
- FAQs: Preguntas Frecuentes Acerca de las Vocaciones
- Cuestionario sobre celibato
- Recursos para discernidores(as) mayores o con discapacidad
- Sobre la Red Vocacional y la Guía de VISION