Cinco maneras de compartir la fe en las redes sociales
Hace un tiempo, ingresé a Facebook y allí estaba: una amarga confrontación. Alguien había publicado un comentario corto sobre la religión que a otro no le había gustado, y se había armado una pelea. El comentario no era escandaloso ni rudo, era solo una opinión personal. Pero los comentarios volaron, enfrentando a una parte con la otra. Es una experiencia que un amigo describe como redes antisociales.
Seguro, las redes sociales son geniales cuando compartimos memes inspiradores y logros de la vida, pero ¿pueden realmente contener potencial para el bien? En un mensaje en el Día Mundial de las Comunicaciones de 2014, el Papa Francisco afirmó que las redes sociales pueden fomentar la unidad entre las personas. Pueden presentarnos puntos de vista que son muy diferentes de los nuestros, haciéndonos más expansivos. Además, señaló, las redes sociales pueden ser un lugar de verdadero encuentro con Dios y con nuestro prójimo en todo el mundo.
¿Cómo pueden las redes sociales convertirse en un lugar de comunidad cristiana? Curiosamente, recurrí a la iglesia primitiva para obtener respuestas a esta pregunta moderna.
Conexiones íntimas
La iglesia primitiva tenía su justa proporción de buenos y malos días. Todavía tambaleándose por los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, los creyentes permanecieron comprometidos a seguir juntos y a seguir a Jesús. Usaron muchas imágenes y símbolos para hablar de su comunidad naciente, como el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-14).
Uno de mis favoritos viene del libro de Hechos: Koinonía, la palabra griega para una comunidad íntimamente conectada. Koinonía describe al grupo de personas que comenzaron a seguir a Jesús y se reunían como una comunidad nueva. Eran gente que buscaba una relación más profunda con Dios y con los otros y dieron pasos para acercarse más.
"Se dedicaron a las enseñanzas de los apóstoles y a la vida comunal, a compartir el pan y las oraciones. El temor reverente alcanzó a todos, y se realizaron muchas maravillas y señales a través de los apóstoles. Todos los que creían estaban juntos y tenían todo en común; podían vender sus bienes y posesiones y dividirlos entre todos según la necesidad de cada uno. Cada día se dedicaban a reunirse en el templo y a compartir el pan en sus casas. Comían sus comidas con alegría y sinceridad de corazón, alabando a Dios y disfrutando de las buenas relaciones con todas las personas. …” (2:42-47)
¡El pasaje describe la comunidad en su mejor expresión! Pero sabemos que la vida en comunidad, incluso para los primeros discípulos, no era perfecta. En las epístolas de San Pablo, él responde a las luchas que surgieron entre los miembros y las comunidades. La que ofrece Hechos es una visión convincente, que inspira y motiva a los creyentes a seguir luchando para la comunidad, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
A medida que contemplaba más de cerca esta visión de la comunidad, empecé a encontrar buenos consejos para compartir en línea.
1. Transformar lo ordinario
A veces es difícil creer que las cosas cotidianas pueden ser transformativas. En Hechos, los creyentes compartían las actividades cotidianas, como comer juntos. Pero en el contexto de la fe, las comidas tenían mayor significado. Proporcionaban alimento espiritual tanto como nutrición física. El acto normal de una comida se convirtió en transformador, profundizando su relación con Dios y el fortalecimiento de la comunidad.
En las redes sociales, la gente comparte un montón de cosas comunes, también. Fotos de un paseo por el parque, videos de gatos, recetas, técnicas de golf. Estas cosas no son abiertamente religiosas, pero pueden dar pie a conversaciones de mayor profundidad y significado.
El comentario de Facebook sobre la religión se produjo en una conversación ordinaria sobre la vida cotidiana. La gente estaba hablando acerca de cómo enfrentar el estrés. Si bien la conversación fue barranca abajo rápidamente después del comentario sobre la religión, más tarde se transformaría por un acto de bondad—una pregunta—que ayudaría a la gente a comprender por qué se hizo la observación y a responder con compasión.
2. Mantener a los apóstoles a nuestro lado
La iglesia primitiva fue bendecida al tener a muchos de los apóstoles y primeros discípulos para caminar con ellos. Estos mentores no sólo realizaron "muchas maravillas y señales" sino también demostraron con sus vidas cómo seguir a Jesús. Esta misma clase de mentores está en nuestras comunidades en línea—mujeres y hombres cuyos mensajes pueblan nuestro feed de noticias y que se involucran con nosotros a través de imágenes de Pinterest. Copian el comportamiento de koinonía y nos inspiran a ser mentores en línea, también.
3. Crowdsourcing de la vieja escuela
¡Qué grupo de idealistas fueron aquellos primeros miembros de la iglesia! Celebrando en común todas las cosas. Distribuyendo todos los bienes según la necesidad. La comunidad temprana de la iglesia es en muchos aspectos un gran ejemplo de crowdsourcing en su mejor expresión. Hoy todo, desde lo mundano a lo extraordinario—de un Kickstarter para proyectos creativos hasta campañas para reconstruir Haití—puede suceder cuando los dones de la comunidad se reúnen, desde dinero, a conocimiento, a oraciones.
4. Ser lo mejor de nosotros mismos en Cristo
Las escrituras recuerdan a los primeros miembros de la iglesia no solo estando en comunidad con otros, sino también siendo ellos mismos aún. Tener "sinceridad de corazón" sugiere que esos miembros fueron capaces de expresar lo mejor de sí mismos en Cristo y de animarse mutuamente a hacer lo mismo. La sinceridad no siempre es fácil. En un grupo, exponernos puede ser riesgoso. Podrían re-twittearnos, o podrían criticarnos. Sin embargo, hay un gran valor en expresar lo que pensamos. Es una forma de dar testimonio de nuestra fe. ¡Y lo que decimos ese día podría ser exactamente lo que alguien está deseando oír!
Cuando somos lo mejor de nosotros mismos, pueden suceder cosas increíbles, como fue el caso durante la debacle de Facebook. Mientras estaba pensando en cómo responder, empecé a ver que otras personas lo hacían. En lugar de tomar partido, expresaron su amor a una tradición de fe que es suficientemente grande como para contener muchas perspectivas diferentes. Hablaban de estar Unidos en Dios aun en medio de fuertes diferencias de opinión. Al ser lo mejor de ellos mismos en Cristo, se convirtieron en el rostro de Cristo ante nosotros y nos llamaron a ser lo mejor de nosotros mismos también.
5. Ser vecinos
La iglesia primitiva incluyó a mujeres y hombres de muchos ámbitos de la vida. Normalmente no se hubieran asociado entre ellos. Pero en la fe, ya no eran extraños. Compartían un lazo profundo que afectaba sus actitudes y acciones entre ellos y con el mundo.
El punto de inflexión en la situación de Facebook ocurrió cuando una mujer se dirigió a la persona que escribió la nota original. Con cariño, ella le preguntó qué quería decir. Él podría haber respondido defensivamente, dado el tono de los comentarios que había recibido ya, pero no lo hizo. Explicó que él solía ser muy fiel a su fe, pero ahora tenía muchas dificultades, y no parecía que la religión y Dios fuesen mucha ayuda. Extrañaba su comunidad de la iglesia, pero estaba demasiado enojado para volver. Ahí fue cuando los comentarios negativos en Facebook dejaron de aparecer. Varias personas se disculparon y ofrecieron apoyo en oración. Los desconocidos se convirtieron en vecinos.
El tormento de Facebook no fue la última muestra de ese tipo que he encontrado en las redes sociales. Pero me demostró que la luz de la fe puede eclipsar los momentos más oscuros con que tropecemos como seres humanos. Nuestra tradición de fe nos da una visión de comunidad tan potente que ha perdurado durante siglos y puede ser aplicada hoy, incluso con cosas pequeñas, cuando estamos twitteando, anclando, chateando y participando en línea en cualquier otra forma, con la misión de Dios en nuestra mente.
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